Dormir mal una noche ya es incómodo. Pero cuando, además, tienes programado entrenar temprano o una sesión intensa en el gimnasio, surge una pregunta inevitable: ¿es malo hacer ejercicio después de una mala noche de sueño? ¿Nos perjudica más que beneficia?
Aunque la actividad física es fundamental para la salud, entrenar sin haber descansado adecuadamente puede tener consecuencias. Vamos a explorar qué dicen los expertos, cómo afecta la falta de sueño al rendimiento físico y mental, y qué estrategias puedes seguir si te enfrentas a una noche sin un sueño reparador.
Dormir y hacer ejercicio: ¿cómo se relacionan?
Dormir bien no solo mejora tu ánimo o concentración: también es clave para que tu cuerpo se recupere tras el esfuerzo físico. Durante una buena noche de sueño, el cuerpo se repara, regula las hormonas y recarga energías. La Fundación Nacional del Sueño (National Sleep Foundation) afirma que el sueño es una parte importante de la recuperación tras la actividad física y que no descansar lo suficiente puede afectar la capacidad del cuerpo para rendir al máximo.
No es casualidad que muchos programas de ejercicios incluyan recomendaciones sobre hábitos de descanso. Porque entrenar y descansar son dos caras de la misma moneda.
Hacer ejercicio con falta de sueño: ¿qué pasa en tu cuerpo?
Una noche sin dormir (o hacerlo por menos de seis horas) puede provocar varios efectos negativos. El más evidente es la sensación de agotamiento, pero no es el único. La privación del sueño afecta la coordinación, la atención, los reflejos y la percepción del esfuerzo.
Según un estudio publicado en la revista Physiology and Behavior, la pérdida de sueño reduce el rendimiento físico y aumenta el riesgo de lesiones. Esto se agrava en entrenamientos de fuerza, como el levantamiento de pesas o rutinas intensas de flexiones y sentadillas, donde la técnica y el control son esenciales.
Además, dormir mal provoca alteraciones hormonales: se eleva el cortisol (hormona del estrés) y disminuye la testosterona, afectando la recuperación muscular y el crecimiento.
¿Y si solo ha sido una mala noche?
Después de un mal descanso, quizá te plantees entrenar igualmente. Y aunque no siempre es recomendable, la respuesta depende del tipo de ejercicio y tu estado general.
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Si se trata de ejercicio moderado como caminar, nadar suave o una rutina ligera, puede incluso ayudarte a despejarte y mejorar el estado de ánimo.
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En cambio, si tienes planeado un entrenamiento de fuerza intenso o una sesión de HIIT, es mejor posponerlo. El cuerpo necesita más tiempo para recuperarse y podrías empeorar la fatiga.
El problema se agrava cuando la falta de sueño se convierte en un patrón. Dormir menos de seis horas por noche de forma regular puede tener consecuencias más graves, tanto para la salud general como para la forma física.
Ejercicio después de una mala noche: ¿sí o no?
Hacer deporte sin dormir no es lo ideal, pero tampoco es un pecado mortal si sucede de forma aislada. Lo más importante es escuchar a tu cuerpo. Si notas fatiga extrema, mareos o falta de concentración, lo más prudente es recostarse.
Según los expertos, hay formas de contrarrestar los efectos de una noche de sueño mala:
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Realiza una sesión ligera de movilidad o estiramientos.
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Sustituye tu entrenamiento habitual por una caminata moderada.
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Evita las pesas o ejercicios de alta intensidad.
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Hidrátate bien y come alimentos ricos en energía lenta (como avena o plátano).
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Prioriza dormir mejor esa noche y retoma tu rutina después de una buena noche de descanso.
¿Qué dicen los expertos?
La CNN ha publicado reportajes donde expertos en fitness y sueño explican que la actividad física y el sueño están profundamente conectados. El sueño afecta directamente al rendimiento deportivo y, al mismo tiempo, hacer ejercicio puede ayudar a tener un sueño reparador por las noches. Pero esto solo funciona cuando hay un equilibrio.
En un estudio citado por la Journal of Clinical Sleep Medicine, se comprobó que las personas que hacen deporte de manera constante (al menos 3 veces por semana) tienen patrones de sueño más regulares y una mayor calidad del sueño.
Sin embargo, entrenar después de una noche sin caer en los brazos de Morfeo puede alterar tu horario de sueño y empeorar la calidad del sueño la siguiente noche, entrando en un círculo vicioso.
¿Cómo descansar mejor si entrenas?
Dormir profundamente y tener un sueño reparador. Aquí algunos consejos para combinar bien entrenar y reparar tu cuerpo:
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No hagas deporte intenso muy tarde. Lo ideal es temprano en la noche o por la mañana.
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Establece una rutina de sueño con horarios fijos.
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Evita pantallas al menos una hora antes de acostarte.
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Crea un ambiente tranquilo y oscuro en tu habitación.
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Cuida tu alimentación nocturna: nada de cenas pesadas o estimulantes.
¿Cómo saber si puedes entrenar tras una mala noche?
No hay una regla única. Pero puedes hacerte estas preguntas antes de decidir si entrenar:
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¿Dormiste menos de 4 horas?
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¿Te sientes mareado o desorientado?
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¿Tu nivel de energía es muy bajo?
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¿Tu programa de ejercicios incluye entrenamiento de fuerza o ejercicios exigentes?
Si respondes “sí” a varias, es mejor descansar o cambiar tu rutina por una actividad más ligera.
Dormir mal varias noches seguidas: lo que debes saber
La cosa cambia cuando hablamos de varias noches sin descansar bien. Aquí, el riesgo de sufrir lesiones, bajadas de rendimiento, irritabilidad y alteraciones metabólicas se dispara. Además, la falta de sueño puede afectar tu sistema inmune y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas.
La Fundación del Sueño recomienda dormir entre 7 y 9 horas cada noche. Hacerlo menos, especialmente de forma habitual, afecta no solo al entrenamiento, sino a tu salud física y mental.
¿Se puede compensar la falta de sueño con ejercicio?
Aunque el ejercicio puede ayudar a contrarrestar algunos efectos del insomnio ocasional, no es una solución mágica. La mejor forma de compensar la pérdida de sueño es… dormir. El sueño reparador no tiene sustituto.
Sin embargo, mantener un nivel constante de actividad física moderada, con al menos 3 días a la semana de entrenamiento suave, sí puede mejorar la calidad del sueño y reducir el impacto por dormir mal una noche.
Conclusión: hacer deporte sí, pero no a cualquier precio
Dormir y hacer ejercicio son dos pilares de la salud. Hacer deporte sin haber descansado puede tener efectos negativos si se convierte en hábito, pero no es peligroso si ocurre de forma aislada y sabes adaptar tu rutina.
Escucha a tu cuerpo. Si tuviste una noche sin dormir, ajusta la intensidad, cuida tu descanso y asegúrate de dormir lo suficiente las siguientes noches. Porque un cuerpo descansado es un cuerpo que rinde mejor.